miércoles, 26 de agosto de 2015

Experiencia aupair: La importancia de tener tiempo para tí.

Hasta ahora os he dicho, redicho y recalcado que durante los primeros días os mantengáis ocupadas. Que todo es más fácil llevar los primeros días cuando no tienes tiempo para pensar en lo mucho que extrañas a tu familia y cuando no te sientes perdida porque tienes cosas que hacer. Y lo sigo manteniendo. Pero después de una semana rodeada de los niños, de los padres y de la otra aupair... echo de menos un poco de "me-time". Ahora estoy en mi momento zen...

Los padres trabajando.

La aupair haciendo una siesta. 

El niño mayor jugando en silencio en la habitación de los padres.

El niño pequeño en la siesta.

Y yo... en mi cuarto tranquilamente con el ordenador disfrutando un poco de una tranquilidad que me hacía falta...

Y es que tengo a dos niños de edades complicadas, sobre todo el pequeño... Tiene un año y medio y es grande para su edad, y lo peor de todo, NO ANDA. La otra aupair anda fatal de la espalda (no me extraña, de tanto llevar el brazos al pequeño yo también tengo la espalda reventada), por lo que lo tengo que llevar yo de un lado a otro. Pero sí que gatea, joder si gatea... y a qué velocidad... Cuando ve algo que le gusta si estoy despistada ya lo tengo ahí para cogerlo, o para romperlo... Así que en cuanto el pequeño se despierta vuelta a no parar.

Por primera vez en la vida no puedo dejar de pedir que Septiembre llegue ya!! Qué ganas por Dios... Solo con pensar en que tendré las mañanas para mí sola me relajo...

Y estaréis pensado, "lleva una semana con los niños y ya dice que está cansada, pues va jodida...". Y tenéis razón. Pero pensad en que he pasado de vivir cuatro años de universidad a mi ritmo (currando y estudiando a la vez, pero siempre por mi cuenta) a depender de otra gente para todo. A comer cuando ellos comen, a irme al cuarto cuando ellos van a dormir, a despertarme cuando el enano se despierta llorando a grito pelado (a las 6 de la mañana, ¡vivan los madrugones!)... se hace duro... Pero la semana que viene empezará el colegio y entraré en una rutina en la que controle mi propio tiempo.

Pero se acabó lo bueno, porque ya se empieza a oír movimiento y el pequeño no tardará en ponerse a llorar como un cosaco. Vuelta a la vida de madre/ama de casa.

¡Hasta pronto!

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