viernes, 1 de abril de 2016

Final apresurado.

Casi cuatro meses sin escribir en el blog, debería darme vergüenza... Pero ni lo tenía olvidado ni lo he abandonado sin razón alguna. Tengo más de una entrada empezada y sin publicar, porque no conseguía expresar como me gustaría lo que os voy a contar ahora, pero he decidido que esto no puede seguir esperando, y espero poder terminar ésta entrada y contaros por fin porque dejé de escribir.

Como seguramente habréis adivinado, dejé de escribir porque dejé de ser aupair, y aunque ha sido una sensación agridulce la de volver a casa antes de lo que esperaba, tengo que decir que en realidad ha sido más fácil de lo que creí que lo sería. 

Podría pasarme horas explicando la razón de mi vuelta a casa inesperada, pero ésta es la parte en la que me atascaba al escribir, por lo que he pensado que haré una lista de las razones sin entrar demasiado en ello. Porque en realidad, no ha habido ningún drama que haya precipitado mi vuelta, sino que ha sido un cúmulo de factores que ha demostrado que en realidad no tenía mucho sentido que siguiese donde estaba. Así que, aquí va mi lista de razones (de antemano os pido perdón por ésta forma tan rara en la que os voy a contar todo esto).

  • Después de Navidades, cuando volví, ya nada era tan excitante como al principio. Cuando en Agosto me mudé con mi familia de acogida, tenía por delante toda una experiencia que vivir y descubrir. Conocer sitios nuevos, hacerme al día a día con los niños, aprender cosas sobre la cultura francesa, hacer nuevas amistades... Pero cuando volví después de las Navidades me encontré con la misma rutina que había vivido durante los cuatro meses anteriores, sólo que sin la excitación del principio.
  • Mis mejores amistades se habían ido. Puede que esto suene infantil y absurdo, pero antes de Navidades tenía un grupo de amistades con el que me juntaba todos los días, con las que podía hacer de todo y con las que desahogarme cuando algo iba mal. Pero cuando volví, las únicas que quedábamos eramos una chica que no tenía coche y dependía de nosotras para poder quedar y que tenía un horario tan diferente que hacía que no pudiésemos hacer demasiados planes juntas, otra chica que vivía a unos 20 minutos en coche de nosotras, y otras dos chicas que con el tiempo se habían ido distanciando. 
  • El invierno en el norte es duro. Puede que esto suene absurdo cuando solo estaba a 1000km al norte de donde vivo, y sobre todo teniendo en cuenta que tengo una amiga viviendo en Noruega que me cuenta lo difícil que es el clima nórdico. Pero volver más triste de lo que me había ido y encontrarme con que a las 16:00 ya empezaba a anochecer y con que el frío que hacía impedía hacer la mayoría de las cosas que hacíamos, no fue fácil.
  • Venir a casa y recordar lo que es la vida aquí. Vivir en el extranjero es algo excitante y algo que sin duda opino que todo el mundo debería hacer por algún tiempo, pero en ningún lugar se está como en casa. Ojo, no digo que casa tenga que ser el edificio, pueblo o país en el que naciste, sino que en lo que sientes como tu hogar, y no llegué a sentir a Francia como mi hogar en ningún momento. Volver a casa y sentirte comprendida, arropada, ver que las cosas son tan fáciles como poder entenderte (en idioma, en gestos, en costumbres...) con todo el mundo, ver a quienes siempre te han querido, y volver a alejarte de ello es difícil.
  • Yo ya había vivido la experiencia de vivir en el extranjero. Ya lo había mencionado en otras ocasiones, pero lo pongo otra vez para quien no lo supiera. Cuando tenía 17 años me fui a los Estados Unidos a pasar un año como estudiante de intercambio. Y ese año alejada de mi hogar, descubriendo otra cultura, aprendiendo otro idioma, conociendo a gente increíble ya me quitaron ese gusanillo que, creo, tenemos todos y nos hace querer recorrer mundo. Ya me había saciado de esa necesidad de independencia y de explorar.
  • La familia sentía que no me necesitaba tanto como al principio. Creo que todo empezó el día en el que le comenté a los padres de los niños que el pequeño había dado sus primeros pasos conmigo. Vi que la madre, aunque intentó disimularlo, se sintió fatal cuando se lo conté, y yo me sentí fatal por haberlo hecho. ¿Qué me costaba a mí no decir nada y dejar que cuando diese los primeros pasos delante de los padres ellos pensaran que habían sido sus primeros pasos? Simplemente no lo pensé. La madre de los niños me había dicho que en un par de años pretendía buscar una reducción de jornada y así poder estar todas las tardes con los niños, pero poco después de aquello empezó a buscar un trabajo que le permitiera estar más en casa, y en poco tiempo consiguió tener un día a la semana libre y volver antes a casa otros días. Todavía nos apañábamos, pero mi presencia era cada vez menos necesaria, y aunque la madre estaba encantada de tenerme para que le echara una mano, ya no dependían de mi como lo hacían antes.
Y al final, cuando la madre notó que me sentía triste y que no me adaptaba tan bien como lo había hecho la primera vez me propuso lo siguiente: me ofreció volver a casa para un par de meses y así decidir si quería volver a Francia para pasar otros cuatro meses con ellos o si quería quedarme aquí definitivamente. Cuando me lo propuso no dudé demasiado, hice las maletas y volví a casa. Sabía que me vendría bien, ya que incluso si decidía volver, las cosas serían más faciles, porque por un lado me libraría de lo más duro del invierno y por otra, habría tenido tiempo de pasar algo más de tiempo en familia.

Pero como todo el mundo sabía decidí no volver, y aquí sigo. Y no me va mal. He encontrado trabajo, sigo estudiando Francés, estoy cerca de los que quiero, sigo hablando tanto con la familia como con los amigos que hice allí y tengo un recuerdo increíble de los 5 meses que pasé como aupair. 

Y corto aquí porque no quiero aburriros. Hoy os he contado las razones que me hicieron volver, porque no me parecía justo dejar el blog así. Y en otra entrada que haré pronto (espero), os comentare como me siento, si echo de menos a la familia, como fue la vuelta a casa, como reaccionó todo el mundo... 

¡Hasta ponto!

domingo, 27 de diciembre de 2015

Vuelve a casa vuelve por Navidad...

Como bien dice el anuncio de El Almendro, he vuelto a casa por Navidad.

Ya puede ser Diciembre, Septiembre o Abril, cada vez que estoy fuera de casa en otro país y veo este anuncio se me saltan las lágrimas. 

Llegué el 19, después de pasarme todo el día de viaje en coche y me quedaré hasta el 3 de enero. Dos semanas enteras para pasar con la familia, disfrutar de la Navidad y desconectar un poco de el jaleo de vivir en una casa con niños. 

Es increíble lo rápido que se adapta el ser humano a un sitio nuevo, y la extraña sensación de volver a casa y sentirte extraña no deja de sorprenderme. Volver y extrañarte por lo ligeramente diferentes que son las señáles de tráfico, poder entender las conversaciones que tiene la gente sin tener que esforzarte por ello y que te resulte extraño, despertarte y necesitar un minuto para darte cuenta de que estas en casa... Todas éstas cosas jamás dejan de sorprenderme. 

Pero ya llevo una semana aquí, y ha sido genial reencontrarme con mi novio, pasar tiempo con mi familia y dormir en mi habitación, y ahora estoy perezosa de volver a Francia. No me apetece tener que empezar con la rutina diaria de allí, ni pasar horas sola, y aunque tengo ganas de volver a ver a mis amigas de allí e incluso de estar con los niños, en general estoy encantada de estar de vuelta en casa, y me quedaría durante más tiempo aquí. 

Pero al igual que yo estoy encantada de estar en casa, tengo una amiga aupair que no para de escribirme diciendo que está deseando volver a Francia y que está aburridísima en casa. Y por otro lado están las aupairs que se han ido y que ya no volveran, las cuales, sí, están contentas de estar de vuelta en casa, pero ya echan de menos la experiencia que, para ellas, ya ha terminado.

A mí me queda otra semana aquí y voy a disfrutarla a tope, para volver con las pilas cargadas. ¡Feliz Navidad a todos!

jueves, 10 de diciembre de 2015

Y la gente se va...

Empiezan las despedidas... Llega Navidad y todos estamos deseando volver a casa, ver a nuestra familia y amigos y descansar un poco. Pero al igual que algunos nos volvemos a casa para un par de semanas, hay aupairs que se van y que no van a volver. Sus experiencias como auparis han terminado, y les toca volver a casa. 

Mi amiga Arianne es un ejemplo de ello... Una de las primeras amigas que hice aquí, y sin duda una de las mejores amigas que me llevare de ésta experiencia. Vino habiéndose tomado un semestre libre, y el sábado que viene se va a casa y no volverá después de Navidades. Y se hace duro... Todas las que nos quedamos volveremos con una sensación de vacío porque no volveremos a ser el mismo grupo de antes, dos de las chicas (Arianne y otra amiga que conocimos hace algunas semanas) no volverán, y la experiencia no será la misma sin ellas. 




Es duro, y me hace pensar en lo duro que será cuando me toque volver a casa, porque entonces no serán un par de personas a las que tal vez no volveré a ver; serán todas las amistades que he hecho que se irán enfriando y que desgraciadamente con el tiempo desaparecerán... Pero es lo que tiene irse al extranjero, cuando te vas echas de menos a la gente a la que dejas atrás, y cuando vuelves las amistades y relaciones que has creando se van difuminando poco a poco hasta desaparecer. 

Pero son cosas de la vida, y sólo nos queda el pensar en que algún día nos volveremos a ver, y que en caso contrario nos quedaremos siempre con el recuerdo de una buena amistad que duró mientras duró la aventura. 

domingo, 29 de noviembre de 2015

Consejos para futuras aupairs: antes de llegar

1. No dejarse llevar por la emoción del momento al elegir familia.

Hay muchas veces en las que estamos entusiasmadas con la futura experiencia, y en cuanto una familia nos da el sí, la idealizamos y les damos nuestro ok sin habernos fijado demasiado. O hay veces en las que después de que muchas familias nos hayan rechazado, una nos dice que sí y nos agarramos a ellos como quien se agarra a un hierro ardiente para salvarse de la muerte. 
Hay que ser realistas, darnos un par de días para pensar en si la familia es apta para nosotros y analizar toda la información que tenemos de ellos para saber si son la familia ideal para nosotros. Yo personalmente estoy contenta con la familia, pero sí que me doy cuenta de que me precipité al elegirlos. Y esto es algo que he oido decir a muchas aupairs.
También hay que ser realistas. Si tenemos un perfil que hace que no convenzca a muchas familias (tanto sea por no tener experiencia, por buscar una estancia que no concuerda con lo que muchas familias necesitan, por ser demasiado jóvenes o por lo que sea), si derepente una familia nos dice que sí como con mucha urgencia, sospechad. Puede que sea porque lo que la familia ofrece no convence a la mayoria de las aupairs, y buscan algo desesperadamente. Os cuento esto porque en mi clase de francés, hay una mujer que busca aupair desesperadamente. Vive en una casa alejada del todo, no ofrecen coche a la aupair, requieren de muchas horas de trabajo, el sueldo es más bajo que el que suele ofrecerse normalmente y no pagan las clases de francés. Conclusión, no encuentra a nadie que quiera trabajar para ella y la semana pasada nos dijo que ahora mismo aceptaría a cualquiera. Por eso, siempre, sed precavidos.

2. Buscad información sobre la zona a la que vais. 

Yo estoy encantada con esta zona, en un pueblo pequeño, pero a unos 10kilómetros de una gran ciudad. Pero hay aupairs que conozco que no están del todo contentas y que dicen que antes de venir subestimaron la distancia que hay a la ciudad. Ésto no es como vivir en los suburbios de una ciudad, no hay autobuses cada 10 minutos para ir a la ciudad, no hay metro que te lleve al centro. Aquí un coche es necesario para todo, y llegar desde casa ala ciudad puede llevar hasta una hora. Por eso, dadle uso al Google Maps, buscad información sobre la zona y preguntad bien a la familia de acogida que cosas se pueden hacer allí.

3. Prepararse mentalmente para lo que es ser aupair.

Cuidar de niños es físicamente agotador, tienen una energía interminable, siempre quieren jugar, hay que estar pendiente de ellos, y requieren de movimiento constante. Pero además, ser aupair es mentalmente agotador. Hay veces en las que quieres acabar la jornada, ir a casa y relajarte. Pero aquí trabajas en la casa, y una vez se termina la jornada, no hay opción de ir a casa a desconectar. Los inconvenientes de trabajar y vivir en la misma casa. Las amigas que he hecho y yo intentamos escaparnos a alguna casa alquilada los fines de semana para poder estar a nuestro aire siempre que podemos, y siendo realistas, muchas veces hemos hablado de lo bien que estaría trabajar como niñeras y alquilar una casa por la zona. Pero claro, eso ya no sería ser aupair y tampoco traería con ello las ventajas que tiene ser aupair, como llegar a conocer la cultura de un país, practicar el idioma de seguido y ser parte de una familia. 

4. Pensar bien en la edad de los niños que vais a cuidar.

Yo cuido a un niño de casi 5 años y a un bebe de 18 peses. La edad del pequeño me encanta. Dio sus primeros pasos y día a día he ido viendo como va caminando cada vez mejor y ahora está empezando con sus primeras palabras. Y esto es precioso de presenciar, eso no no dudo. Pero es una edad que es agotadora. A esta edad ya no son bebes y no se pasan el dia tumbados o en brazos como cuando son pequeños. Ahora corren, se caen, se suben a sofás, sillas y a todo lo que pueden escalar. Pero no conocen el peligro. Saben subirse a un sofá, pero no saben que pueden caerse. Por eso hay que estar persiguiendo y vigilándolos todo el rato. Y creedme, esto es MUY cansado. El de 5 años es un niño al que le gusta jugar solo, de hecho odia que intente jugar con él a no ser que el me lo pida expresamente, y en esto tengo suerte, pero tened en cuenta que muchos niños a esta edad te pedirán que juegues con ellos a todas horas. Y jugar con coches, con muñecas o jugar a las cocinitas durante más de media hora puede ser desquiciante. 

5. Pensar en si estamos preparadas para ser aupairs. 

Yo en este aspecto no tengo ningún problema. Me he adaptado mucho mejor de lo que creía, y aunque ha habido veces en las que me he hartado y he pensado "que le den a todo, si ésto sigue así yo me vuelvo a casa" estoy contenta con la decisión que tomé. Pero una de mis amigas ha decidido adelantar su vuelta a casa y no volverá aquí después de navidades. Dice que había subestimado lo que es ser aupair (cosa que todas hemos hecho) y que no puede seguir aquí. En realidad no pasa nada por volver a casa antes de tiempo. Siempre digo que es mejor probar y si no nos gusta dejarlo que ni siquiera intentarlo, pero hay que venir un poco preparadas. Ésta chica dejó la universidad por un año, y ahora volverá a casa y no podrá retomar sus estudios hasta Septiembre del 2016.

6. Venir con la mente abierta.

En éste tiempo he conocido a muchas aupairs que durante sus dos o tres primeros meses de estancia aquí no conocieron a nadie. Sinceramente, no entiendo como no se volvieron locas. Yo me moví por internet, busque grupos de aupairs de la zona, hablé con algunas de ellas y sobre todo vine con la mente abierta y con la intención de ser abierta y conocer a gente lo antes posible. Y como ya os dije no pasé ni un solo día sin conocer a alguien aquí, ya que la primera semana trabajé junto a la aupair del año pasado y antes de que se fuera hice mi primera amiga aquí. Por eso, no importa si sois tímidos, si estáis tristes al principio. Abriros a la gente y buscad amigos. Es mucho más difícil conocer a gente después de meses aquí, sobre todo cuando ya todo el mundo ha hecho sus grupos. 

Y sobre todo, una vez lleguéis a vuestro destino disfrutad al máximo de todo, ya que antes de que os deis cuenta todo acabará y no queréis quedaros con la sensación de no haber exprimido la experiencia como tocaba. 




martes, 24 de noviembre de 2015

Fin de semana de desconexión.

Tengo que empezar por decir que ya ha llegado el invierno a estos lares, y que como consecuencia, las opciones de cosas que se pueden hacer por aquí se han reducido increíblemente con el cambio del tiempo.

Para el fin de semana pasado teníamos plan de ir a Chamoix, un pueblo que está justo debajo del Mont Blanc, y planeábamos hacer unas rutas que sinceramente nos tenían enamoradas. Una de estas rutas era la que te lleva al Lac Blanc, la cual debe de ser preciosa, mirad las vistas una vez llegas ahí.

 En principio, eran mis amigas las que iban a ir a éste fin de semana fuera, porque a mí, mi madre me había sorprendido con la noticia de que ella y mi padre iban a venir a visitarme y a pasar el fin de semana aquí. Pero luego, con el atentado de París, la frontera entre España y Francia (la de Irun) se volvió un caos, con colas de hasta 15km, y para colmo anunciaron un tiempo horrible para el fin de semana. Así que al final tuvieron que cancelar el viaje, ya que habían planeado hacerlo en coche. Por lo que con una pena increíble, camié de planes y me apunté al supuesto plan de ir a Chamonix. Pero la predicción del tiempo seguía siendo horrible, por lo que ir a hacer senderismo por el monte quedó descartado.

Y al igual que hicimos el fin de semana anterior que pasamos fuera, dejamos de mirar a una zona en concreto y simplemente buscamos casas baratas en Airbnb, que no estuviesen muy lejos de donde vivimos. Y encontramos un pisito muy bonito a una hora de aquí, en una zona en la que con el tiempo augurado no había gran cosa que hacer, pero en la que podíamos pasar dos días y desconectar del todo. 

Y así hemos hecho. El sábado, salimos a las 10 de aquí y nos pusimos rumbo a la casita que habíamos alquilado para el fin de semana, llegamos, cogimos las llaves y fuimos a hacer la compra. En cuanto salimos del coche y entramos de vuelta en la casa empezó a caer una lluvia intensa que en cuestión de minutos se convirtió en nieve. Así que pasamos todo el día dentro de la casa, jugando a juegos de mesa, viendo películas, hablando, y sobre todo no escuchando a niños llorando en todo el día. 


El domingo nos despertamos con los alrededores llenos de nieve, pero por suerte con las carreteras impolutas, por lo que desayunamos algo y os fuimos a Annecy (otra vez, ya que viviendo a pocos kilometreos de Ginebra he estado más veces en Annecy que en Ginebra) y después de pasar unas pocas horas paseando por la ciudad con un frío impresionante, nos volvimos a casa relajadas u con fuerzas para el resto de la semana. 


miércoles, 18 de noviembre de 2015

Experiencia aupair: Primer fin de semana fuera.

Hace ya tres semanas, cuando me fui a casa, la pregunta que con más frecuencia escuché fue la de "¿Has viajado mucho?", y cada vez que tenía que contestar que no se me caía la cara de vergüenza, porque ¿qué hago aquí si no viajo y conozco los alrededores? Por eso, volví de ésa visita a casa con la determinación de viajar todo lo posible en cuanto volviese. Y así fue. Al segundo fin de semana desde mi llegada, nos juntamos cinco chicas, cogimos el coche y nos fuimos de fin de semana a Dijon y Beaune.

Nos cogimos una casa en Airbnb, que tampoco va sin anécdota, ya que miramos a un millón de casas y cuando nos tocó ir a hacer la reserva de la casa, se me fue la olla y en vez de reservar la casa que habíamos elegido en Suiza, alquilé otra que habíamos visto en Francia. Pero el fin de semana resultó ser genial.

Salimos de aquí a las 8 de la mañana y nos pusimos rumbo a Dijon. Ingenuas como fuimos, no miramos la ruta y simplemente metimos una dirección en el gps y seguimos sus órdenes. Pues el señor GPS no tuvo otra idea que llevarnos a través de los montes de Jura, los cuales tardamos hora y media entre subir y bajar. Y he de decir que vimos unos parajes increíbles desde el coche; desde lo alto de la montaña se veían todos los parajes de alrededor, y con el tiempo tan bueno que nos tocó vimos unos parajes increíbles. Pero con tanta curva y con tanto sube y baja llegamos con un mareo impresionante. 

Y con alguna parada, después de aparcar y dar un paseo por la ciudad, llegamos al centro de Dijon. Personalmente, me pareció una ciudad bastante bonita (e ideal para ir de compras, cosa que no hicimos), pero que en un sólo día ves entero y en el que no pasaría más de un fin de semana. Tiene el tamaño ideal que me gusta en una ciudad, sin ser una de éstas macrociudades como París o Lyon, pero con más ambiente que un pueblo. Vimos el parlamento, un par de iglesias y después de comer unos crepes (cómo no... me voy a poner temenda a base de crepes con nutella), nos pusimos rumbo a la casa que habíamos alquilado.



Alrededor de las cinco de la tarde serían cuando llegamos a la casa, y la verdad es que en cuanto la vimos quedamos encantadas. Es verdad que el sitio tenía pinta de haberse renovado con materiales baratos, pero era una casa individual entera para nosotros, ¡con todo lo que necesitábamos y mas! Tres habitaciones, un baño con ducha de agua de lluvia y jacuzzi/megabañera, un salon-comedor-cocina enorme, y una terraza en el que el monísimo perro de la familia pasó la noche. 

Lo malo era que en el mismo pueblo no había nada, ni un triste supermercado, por lo que tuvimos que conducir 20 minutos para llegar al Carrefour más cercano. Allí hicimos las compras, y ya de noche nos volvimos a la casa. La noche fue lo más divertido del viaje. Cocinamos entre todas, cenamos, bebimos, jugamos al "yo nunca..." (porque, seamos realistas, ¿qué mejor manera hay de conocer a alguien?), hablamos mucho, y sobre todo, disfrutamos de una noche sin niños, pudiendo hacer lo que queríamos.

Y el domingo, nos despertamos pronto (a las 9, que siendo domingo, para mí, es impensable) y nos fuimos a Beaune, donde dimos una vuelta por el pueblo, y donde visitamos el hospicio de Beaune, un hospital para pobres creado en el siglo IVX (si mal no recuerdo), que siguió en marcha hasta el siglo pasado. Hicimos un tour impresionante y quedamos encantadas con la visita. 






Pero como todo lo bueno, el fin de semana también llegó a su fin, y hacia las 18.30 nos pusimos vuelta de rumbo para "casa". Eso si, con la mente despejada y con el recuerdo de un fin de semana genial.


martes, 10 de noviembre de 2015

Experiencia aupair: Halloween.

El sabado pasado, día de Halloween, y con amigas estadounidenses, era un día en el que era obligatorio salir. Así que nos estenamos de fiesta en Ginebra.

Al estar los niños de vacaciones, algunas aupairs tuvieron la semana pasada libre y se fueron de viaje, pero al final nos juntamos un grupito de cinco y decidimos disfrazarnos y salir de fiesta en Ginebra. Nos juntamos en casa de una amiga y nos preparamos allí, hacia las 22.30 cogimos el coche y fuimos hasta Ferney Voltaire (pueblo francés que queda en la frontera con Suiza) y aparqué el coche ahí. Yo que no bebo fui la que condujo, pero ya que conducir en Ginebra es un lío, decidimos llevar el coche hasta Ferney y coger el autobús desde allí. 

No habíamos mirado los horarios de los autobuses, pero después de una espera de menos de 15 minutos cogimos el últimos autobús a la ciudad y en cosa de veinte minutos aterrizamos en el centro de Ginebra. 

Mi madre de acogida nos recomendó un bar en el que según ella se podía bailar y en el que el ambiente era bueno, así que después de andar media hora, congeladas y medio perdidas por la ciudad llegamos a ese bar. Pero cuando llegamos y vimos aquello, se nos cayó el alma al suelo... Era el tipico bar pijo, con musica de chill out en el que las bebidas costaban 18€ y donde la gente estaba sentada en mesas, ¡y para colmo eramos las únicas disfrazadas!



Así que tomamos algo y a 1.30 nos fuimos corriendo en busca de otro bar, ya que en Ginebra todos los bares cierran a las 2. De casualidad nos encontramos con un bar en el que fuera se veía a gente disfrazada, y entramos a tomar algo. También estaba medio vacío y la gente estaba sentada en las mesas, pero el ambiente era más acogedor y la música algo mejor. Pero como habíamos llegado tarde, en cosa de 15 minutos encendieron las luces y la gente empezó a marchar.



Y ahí estabamos, disfrazadas, en el centro de Ginebra a las 2 de la mañana, y sin saber a dónde ir. Pero conocimos a un chico majísimo que nos habló de un local y nos llevó hasta allí. Y así es como acabamos en una discoteca gay en el que pasamos nuestra mejor noche en Suiza desde nuestra llegada. 


Yo me había disfrazado de Britney Spears en "Baby one more time" y mientras que fuera nadie me había reconocido, dentro del local se me acercó muchísima gente diciendo que les encantaba el disfraz. Además, en el local cortaban la música cada 30-60 segundos, con lo cual, en vez de escuchar la mayoría de la canción, escuchabas sólo la mejor parte de ella. Pero como seguíamos en Suiza, no me quedé sin mi mini infarto. Para empezar, la entrada con una consumición y el ropero costaba 30CHF (para dos horas, porque entramos a las 3 y las discotecas cierran a las 5 en Ginebra), pero el verdadero susto fue cuando me fui a pedir un zumo, y después de servirme un zumo de botella de éstos de 33cl me cobraron 18CHF. ¡16.5€ por un zumo! Se ve que la vida en Suiza es todavía más cara de noche...

Pero todas quedamos encantadas con la noche, y volvimos para casa con la sensación de haber pasado una noche de 10.