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viernes, 1 de abril de 2016

Final apresurado.

Casi cuatro meses sin escribir en el blog, debería darme vergüenza... Pero ni lo tenía olvidado ni lo he abandonado sin razón alguna. Tengo más de una entrada empezada y sin publicar, porque no conseguía expresar como me gustaría lo que os voy a contar ahora, pero he decidido que esto no puede seguir esperando, y espero poder terminar ésta entrada y contaros por fin porque dejé de escribir.

Como seguramente habréis adivinado, dejé de escribir porque dejé de ser aupair, y aunque ha sido una sensación agridulce la de volver a casa antes de lo que esperaba, tengo que decir que en realidad ha sido más fácil de lo que creí que lo sería. 

Podría pasarme horas explicando la razón de mi vuelta a casa inesperada, pero ésta es la parte en la que me atascaba al escribir, por lo que he pensado que haré una lista de las razones sin entrar demasiado en ello. Porque en realidad, no ha habido ningún drama que haya precipitado mi vuelta, sino que ha sido un cúmulo de factores que ha demostrado que en realidad no tenía mucho sentido que siguiese donde estaba. Así que, aquí va mi lista de razones (de antemano os pido perdón por ésta forma tan rara en la que os voy a contar todo esto).

  • Después de Navidades, cuando volví, ya nada era tan excitante como al principio. Cuando en Agosto me mudé con mi familia de acogida, tenía por delante toda una experiencia que vivir y descubrir. Conocer sitios nuevos, hacerme al día a día con los niños, aprender cosas sobre la cultura francesa, hacer nuevas amistades... Pero cuando volví después de las Navidades me encontré con la misma rutina que había vivido durante los cuatro meses anteriores, sólo que sin la excitación del principio.
  • Mis mejores amistades se habían ido. Puede que esto suene infantil y absurdo, pero antes de Navidades tenía un grupo de amistades con el que me juntaba todos los días, con las que podía hacer de todo y con las que desahogarme cuando algo iba mal. Pero cuando volví, las únicas que quedábamos eramos una chica que no tenía coche y dependía de nosotras para poder quedar y que tenía un horario tan diferente que hacía que no pudiésemos hacer demasiados planes juntas, otra chica que vivía a unos 20 minutos en coche de nosotras, y otras dos chicas que con el tiempo se habían ido distanciando. 
  • El invierno en el norte es duro. Puede que esto suene absurdo cuando solo estaba a 1000km al norte de donde vivo, y sobre todo teniendo en cuenta que tengo una amiga viviendo en Noruega que me cuenta lo difícil que es el clima nórdico. Pero volver más triste de lo que me había ido y encontrarme con que a las 16:00 ya empezaba a anochecer y con que el frío que hacía impedía hacer la mayoría de las cosas que hacíamos, no fue fácil.
  • Venir a casa y recordar lo que es la vida aquí. Vivir en el extranjero es algo excitante y algo que sin duda opino que todo el mundo debería hacer por algún tiempo, pero en ningún lugar se está como en casa. Ojo, no digo que casa tenga que ser el edificio, pueblo o país en el que naciste, sino que en lo que sientes como tu hogar, y no llegué a sentir a Francia como mi hogar en ningún momento. Volver a casa y sentirte comprendida, arropada, ver que las cosas son tan fáciles como poder entenderte (en idioma, en gestos, en costumbres...) con todo el mundo, ver a quienes siempre te han querido, y volver a alejarte de ello es difícil.
  • Yo ya había vivido la experiencia de vivir en el extranjero. Ya lo había mencionado en otras ocasiones, pero lo pongo otra vez para quien no lo supiera. Cuando tenía 17 años me fui a los Estados Unidos a pasar un año como estudiante de intercambio. Y ese año alejada de mi hogar, descubriendo otra cultura, aprendiendo otro idioma, conociendo a gente increíble ya me quitaron ese gusanillo que, creo, tenemos todos y nos hace querer recorrer mundo. Ya me había saciado de esa necesidad de independencia y de explorar.
  • La familia sentía que no me necesitaba tanto como al principio. Creo que todo empezó el día en el que le comenté a los padres de los niños que el pequeño había dado sus primeros pasos conmigo. Vi que la madre, aunque intentó disimularlo, se sintió fatal cuando se lo conté, y yo me sentí fatal por haberlo hecho. ¿Qué me costaba a mí no decir nada y dejar que cuando diese los primeros pasos delante de los padres ellos pensaran que habían sido sus primeros pasos? Simplemente no lo pensé. La madre de los niños me había dicho que en un par de años pretendía buscar una reducción de jornada y así poder estar todas las tardes con los niños, pero poco después de aquello empezó a buscar un trabajo que le permitiera estar más en casa, y en poco tiempo consiguió tener un día a la semana libre y volver antes a casa otros días. Todavía nos apañábamos, pero mi presencia era cada vez menos necesaria, y aunque la madre estaba encantada de tenerme para que le echara una mano, ya no dependían de mi como lo hacían antes.
Y al final, cuando la madre notó que me sentía triste y que no me adaptaba tan bien como lo había hecho la primera vez me propuso lo siguiente: me ofreció volver a casa para un par de meses y así decidir si quería volver a Francia para pasar otros cuatro meses con ellos o si quería quedarme aquí definitivamente. Cuando me lo propuso no dudé demasiado, hice las maletas y volví a casa. Sabía que me vendría bien, ya que incluso si decidía volver, las cosas serían más faciles, porque por un lado me libraría de lo más duro del invierno y por otra, habría tenido tiempo de pasar algo más de tiempo en familia.

Pero como todo el mundo sabía decidí no volver, y aquí sigo. Y no me va mal. He encontrado trabajo, sigo estudiando Francés, estoy cerca de los que quiero, sigo hablando tanto con la familia como con los amigos que hice allí y tengo un recuerdo increíble de los 5 meses que pasé como aupair. 

Y corto aquí porque no quiero aburriros. Hoy os he contado las razones que me hicieron volver, porque no me parecía justo dejar el blog así. Y en otra entrada que haré pronto (espero), os comentare como me siento, si echo de menos a la familia, como fue la vuelta a casa, como reaccionó todo el mundo... 

¡Hasta ponto!

domingo, 29 de noviembre de 2015

Consejos para futuras aupairs: antes de llegar

1. No dejarse llevar por la emoción del momento al elegir familia.

Hay muchas veces en las que estamos entusiasmadas con la futura experiencia, y en cuanto una familia nos da el sí, la idealizamos y les damos nuestro ok sin habernos fijado demasiado. O hay veces en las que después de que muchas familias nos hayan rechazado, una nos dice que sí y nos agarramos a ellos como quien se agarra a un hierro ardiente para salvarse de la muerte. 
Hay que ser realistas, darnos un par de días para pensar en si la familia es apta para nosotros y analizar toda la información que tenemos de ellos para saber si son la familia ideal para nosotros. Yo personalmente estoy contenta con la familia, pero sí que me doy cuenta de que me precipité al elegirlos. Y esto es algo que he oido decir a muchas aupairs.
También hay que ser realistas. Si tenemos un perfil que hace que no convenzca a muchas familias (tanto sea por no tener experiencia, por buscar una estancia que no concuerda con lo que muchas familias necesitan, por ser demasiado jóvenes o por lo que sea), si derepente una familia nos dice que sí como con mucha urgencia, sospechad. Puede que sea porque lo que la familia ofrece no convence a la mayoria de las aupairs, y buscan algo desesperadamente. Os cuento esto porque en mi clase de francés, hay una mujer que busca aupair desesperadamente. Vive en una casa alejada del todo, no ofrecen coche a la aupair, requieren de muchas horas de trabajo, el sueldo es más bajo que el que suele ofrecerse normalmente y no pagan las clases de francés. Conclusión, no encuentra a nadie que quiera trabajar para ella y la semana pasada nos dijo que ahora mismo aceptaría a cualquiera. Por eso, siempre, sed precavidos.

2. Buscad información sobre la zona a la que vais. 

Yo estoy encantada con esta zona, en un pueblo pequeño, pero a unos 10kilómetros de una gran ciudad. Pero hay aupairs que conozco que no están del todo contentas y que dicen que antes de venir subestimaron la distancia que hay a la ciudad. Ésto no es como vivir en los suburbios de una ciudad, no hay autobuses cada 10 minutos para ir a la ciudad, no hay metro que te lleve al centro. Aquí un coche es necesario para todo, y llegar desde casa ala ciudad puede llevar hasta una hora. Por eso, dadle uso al Google Maps, buscad información sobre la zona y preguntad bien a la familia de acogida que cosas se pueden hacer allí.

3. Prepararse mentalmente para lo que es ser aupair.

Cuidar de niños es físicamente agotador, tienen una energía interminable, siempre quieren jugar, hay que estar pendiente de ellos, y requieren de movimiento constante. Pero además, ser aupair es mentalmente agotador. Hay veces en las que quieres acabar la jornada, ir a casa y relajarte. Pero aquí trabajas en la casa, y una vez se termina la jornada, no hay opción de ir a casa a desconectar. Los inconvenientes de trabajar y vivir en la misma casa. Las amigas que he hecho y yo intentamos escaparnos a alguna casa alquilada los fines de semana para poder estar a nuestro aire siempre que podemos, y siendo realistas, muchas veces hemos hablado de lo bien que estaría trabajar como niñeras y alquilar una casa por la zona. Pero claro, eso ya no sería ser aupair y tampoco traería con ello las ventajas que tiene ser aupair, como llegar a conocer la cultura de un país, practicar el idioma de seguido y ser parte de una familia. 

4. Pensar bien en la edad de los niños que vais a cuidar.

Yo cuido a un niño de casi 5 años y a un bebe de 18 peses. La edad del pequeño me encanta. Dio sus primeros pasos y día a día he ido viendo como va caminando cada vez mejor y ahora está empezando con sus primeras palabras. Y esto es precioso de presenciar, eso no no dudo. Pero es una edad que es agotadora. A esta edad ya no son bebes y no se pasan el dia tumbados o en brazos como cuando son pequeños. Ahora corren, se caen, se suben a sofás, sillas y a todo lo que pueden escalar. Pero no conocen el peligro. Saben subirse a un sofá, pero no saben que pueden caerse. Por eso hay que estar persiguiendo y vigilándolos todo el rato. Y creedme, esto es MUY cansado. El de 5 años es un niño al que le gusta jugar solo, de hecho odia que intente jugar con él a no ser que el me lo pida expresamente, y en esto tengo suerte, pero tened en cuenta que muchos niños a esta edad te pedirán que juegues con ellos a todas horas. Y jugar con coches, con muñecas o jugar a las cocinitas durante más de media hora puede ser desquiciante. 

5. Pensar en si estamos preparadas para ser aupairs. 

Yo en este aspecto no tengo ningún problema. Me he adaptado mucho mejor de lo que creía, y aunque ha habido veces en las que me he hartado y he pensado "que le den a todo, si ésto sigue así yo me vuelvo a casa" estoy contenta con la decisión que tomé. Pero una de mis amigas ha decidido adelantar su vuelta a casa y no volverá aquí después de navidades. Dice que había subestimado lo que es ser aupair (cosa que todas hemos hecho) y que no puede seguir aquí. En realidad no pasa nada por volver a casa antes de tiempo. Siempre digo que es mejor probar y si no nos gusta dejarlo que ni siquiera intentarlo, pero hay que venir un poco preparadas. Ésta chica dejó la universidad por un año, y ahora volverá a casa y no podrá retomar sus estudios hasta Septiembre del 2016.

6. Venir con la mente abierta.

En éste tiempo he conocido a muchas aupairs que durante sus dos o tres primeros meses de estancia aquí no conocieron a nadie. Sinceramente, no entiendo como no se volvieron locas. Yo me moví por internet, busque grupos de aupairs de la zona, hablé con algunas de ellas y sobre todo vine con la mente abierta y con la intención de ser abierta y conocer a gente lo antes posible. Y como ya os dije no pasé ni un solo día sin conocer a alguien aquí, ya que la primera semana trabajé junto a la aupair del año pasado y antes de que se fuera hice mi primera amiga aquí. Por eso, no importa si sois tímidos, si estáis tristes al principio. Abriros a la gente y buscad amigos. Es mucho más difícil conocer a gente después de meses aquí, sobre todo cuando ya todo el mundo ha hecho sus grupos. 

Y sobre todo, una vez lleguéis a vuestro destino disfrutad al máximo de todo, ya que antes de que os deis cuenta todo acabará y no queréis quedaros con la sensación de no haber exprimido la experiencia como tocaba. 




miércoles, 28 de octubre de 2015

Vuelta a la rutina

Había oído que pasaba, sabía de otras aupairs a las que les invadía ésto que me invade ahora a mí, pero en realidad no lo entendía... Hasta que me ha tocado a mí.

He vuelto más desanimada de mi visita a casa de lo que estaba antes, e incluso, éstos días se me están haciendo más duros que los primeros que pasé aquí, en los últimos días de agosto.

Y es que, cuando primero llegamos, estamos nerviosas, sentimos una falsa nostalgia que en realidad no es nostalgia, sino miedo a lo nuevo. Luego os adaptamos y empezamos a disfrutar de ésto. Incluso desde el primer día, en el que estamos llenas de nervios, estamos en la primera etapa de una gran aventura y eso nos anima. Pero luego volvemos a casa, y nos damos de bruces con la realidad y nos acordamos de cosas que no sabíamos que echábamos de menos... Despertarse a las mañanas y tener tu desayuno favorito casi listo, las cenas con amigos en los que te sientes 100% en tu elemento y no tienes que medir las palabras, el salir a tomar algo en un bar... 

Puede ser cualquier cosa, pero siempre aparecen ésas cosas que de una manera u otra olvidas, o que al menos olvidas lo bien que te hacen sentir. Y luego toca volver a la rutina... Tocan las despedidas que no son tan duras como la primera, pero que son más reales, porque ésta vez ya no tienes miedo a lo que te espera en el siguiente aeropuerto, sino que sientes pena expresamente por lo mucho que echarás a los que dejas otra vez atrás. 

Pero sobre todo luego llega la rutina. La rutina de las aupairs, que por mucho que sea buena, tampoco es la más excitante del mundo. Levántate, dale el desayuno a los niños, juega con ellos, prepara la comida, dales de comer, siesta (de los niños, momento relax), despierta a los niños, juega otro rato, báñalos, pon la cena y espera a que los padres vuelvan a casa. 

(**Ésta es mi rutina durante las vacaciones escolares de los niños, cuando tienen clases tengo mucho más tiempo libre**)

Y una vez vuelves a ésta rutina, empiezas a sentir una nostalgia un poco mayor, que poco a poco se irá disolviendo cuando vuelva a aparecer el ánimo del principio, pero que hay que pasar y no es lo más agradable...

domingo, 11 de octubre de 2015

Aupair: expectativas vs realidad

Diría yo que llevo el tiempo suficiente como para darme de morros con todo lo que me tenía que haber dado, así que aquí os dejo una lista de expectativas vs realidad.


1. 
Expectativa: Una vez llegue la familia me explicará el día a día y las tareas que tengo que hacer.


Realidad: Apáñatelas y ve aprendiendo poco a poco.


La verdad es que en éste tema yo tuve suerte y durante la primera semana de mi estancia en la casa trabajé mano a mano con la que fue la aupair durante el año pasado. Los padres asumieron que al haber pasado una semana entera con ella y con los niños, me haría a la rutina, y que no hacía falta explicarme nada, y en parte tenían razón. Pero la semana que pasé con la aupair los niños no tenían clase, por lo que cuando los niños entraron en la rutina había mil cosas que nadie me había explicado. Ejemplo claro: me he pasado más de un mes recogiendo a los niños del cole y de la guardería y dandoles la merienda cuando llegan a casa y la semana pasada me enteré de que el niño pequeño ya merienda en la guardería. Así normal que con año y medio pese 14kg...



2.

Expectativa: Al principio al mayor le costará adaptarse a mí más que al pequeño, pero luego el mayor será más fácil que el pequeño.

Realidad: El pequeño me quiere, el mayor, si pudiera, me quemaría viva.


El mayor aceptó y entendió en seguida que la otra aupair se tenía que ir y que ahora sería yo la que los cuidaría, y al pequeño le costó un poco entender qué hacía yo en la casa, y por qué la otra aupair, que llegó cuando él tenía 4 meses ya no estaba en casa. Obviamente el niño no habla y no lo expresa así, pero al principio se le veía en la cara que no entendía qué hacía yo en la guardería cuando iba a buscarlo. Pero ahora, cuando voy a buscarlo viene corriendo a donde mí (ha aprendido a andar en éste mes y poco que llevo aquí), sonriendo y con cara de pillo y me abraza cuando se lo pido y le encanta que juegue con él. El mayor en cambio... entiende que estoy aquí y que soy yo la que le va a buscar al colegio, la que le da la merienda y lo baña, pero NO me respeta. Cuando está solo conmigo no quiere jugar conmigo ni le gusta que me acerque demasiado a él (debe de ser alérgico a mí o algo porque me mira como miro yo a una abeja si se acerca demasiado...), y cuando están los padres hace todo lo que puede para espantarme, desde pegarme a escupirme, pasando por insultarme. 



3.
Expectativa: tendré mucho tiempo, así que podré estudiar mientras estoy en el extranjero.

Realidad: tengo mucho tiempo libre, pero lo malgasto.

Mi intención para este año era estudiar un curso de profesora de ELE online durante las mañanas que tengo libres. Y es que en realidad tengo muchísimo tiempo libre, pero las horas me vuelan. 
Ejemplo: martes por la mañana, tengo libre hasta las cuatro de la tarde. ¿Qué hago? Me levanto a las 10 (si no más tarde), desayuno, miro a la cocina y pienso "dios... menudo desorden...", me tiro en el sofá y pienso "recojo todo esto, hago las camas de los niños y ordeno su habitación, leo un rato y escribo en en blog... y si me da tiempo hago unas compras en el Carrefour que no hay nada que me guste para comer". Me levanto, me pongo algún video en Youtube para entretenerme mientras recojo y me pongo a ello. Mierda, llevo diez minutos delante del ordenador y no he empezado a recoger. Recojo. "Qué pelos, me voy a duchar". Me ducho. "Mientras se me seca el pelo me tiro un rato y me pongo alguna serie o leo...". Olvida el libro, me pongo alguna serie. "Ostia, ha pasado una hora y no he empezado con la habitación de los niños... Pero ya es la hora de comer..." Pongo a hacer la comida y mientras se hace recojo a toda ostia la habitación de los niños. Como. Recojo mi habitación (si no, tengo que pasarme toda la tarde asegurándome que los padres no vean el desorden que tengo montado aquí). Las tres... mierda... en una hora tengo que salir de aquí, y me tengo que vestir, peinar, maquillar... Bueno me tiro un cuarto de hora y luego me preparo. "Jooooooder, las cuatro menos diez, me preparo a toda ostia y salgo." Y efectivamente, me preparo a toda ostia con pintas de madre de familia numerosa y salgo a por el mayor. 

4.
Expectativa: Si hago algo mal, la familia se enfadará.

Realidad: Son demasiado majos para decir nada.

Ésto puede sonar genial. Y en parte lo es, no tengo que escuchar ningún tipo de quejas, ni he tenido que tener conversaciones desagradables. Pero el no tener ningún tipo de feedback por parte de la familia tampoco es tan genial como pueda sonar. Porque siempre ando con la duda de si hago bien las cosas, de si debería hacer algo de tal o cual manera... Por lo que voy viendo sobre la marcha y machacando a los padres con preguntas tipo "¿Qué tal os parece que va todo?" "¿Algún problema con algo?" "¿Hay algo que creéis que debería hacer diferente?"

5.
Expectativa: Los fines de semana podré salir con mis amigos o hacer planes con los padres o quedarme tan tranquila en casa.

Realidad: Menos mal que he hecho amistades...


Vivo con una familia en la que los padres no paran de trabajar, y por lo tanto les gusta quedarse tranquilos en casa y no hacer nada, simplemente disfrutar con los niños. Y ésto está genial, porque dedican todo su tiempo libre a los niños. Pero no hacen ningún tipo de actividad los fines de semana, por lo que me quedan dos opciones: quedarme en casa con ellos sin saber si quedarme en mi habitación o estar con ellos o salir con amigos. 


6.
Expectativa: Al principio me costará adaptarme pero al cabo de un par de meses ya estaré algo integrada.

Realidad: ¿Adaptación? ¿Qué es eso?

Si habéis leido posts más antiguos habréis visto que durante los primeros días que pasé con la familia mientras ellos estaban de vacaciones fueron muy duros para mí. Pero en cuanto llegué a la casa de aquí todo fue rodado. Hice una gran amiga desde la primera semana que pasé aquí. Empecé a amoldarme al entorno desde el primer momento. Y cogí soltura por los alrededores (gracias a Mr. GPS) desde el momento uno. Por lo que se puede decir que desde que el momento en el que llegué aquí la adaptación fue más que fácil.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Experiencia aupair: Un mes como aupair

Ya llevo oficialmente más de un mes como aupair, trabajando para ésta familia y he decidido hacer un post con las impresiones que tengo sobre varias cosas y personas basándome en éste primer mes.


  • El niño pequeño: No es normal lo mucho que llora éste niño. Tiene año y medio y aunque conmigo no llora nunca (ha llegado a darse golpes increíbles y no ha llorado), en cuanto ve a la madre se pone a llorar para que ésta la coja, cuando esta con ella y no quiere algo se pone a llorar como si no hubiese mañana y si estando ella en casa se aleja de él, llora hasta que lo coge en brazos. Tiene unos pulmones de escándalo y cuando llora me dan ganas de arrancarme los oídos. Pero en realidad me tiene enamoradísima. En serio, me encanta éste niño. Es graciosísimo, hace unas caras super graciosas y me da abrazos espontáneos y es un amor conmigo.
  • El niño mayor: Tiene momentos muy tiernos y súper bonitos (sobre todo últimamente); pero lo tienen muy malcriado... Y cuando los padres están en casa es horrible conmigo, al estar ellos en casa no quiere saber nada de mí y si me acerco a él por ayudar a los padres en lo que sea me insulta (yo no entiendo lo que dice, y la madre no le dice nada, pero no soy tonta, sé cuando me está diciendo algo malo), me empuja, me pega o me escupe... ¡Delante de la madre que no le dice nada! Y me siento mal por decirlo, pero lo cierto es que no me cae bien... Ésas faltas de respeto no las aguanto. E incluso cuando está solo conmigo se pilla unas casquetas que no tienen nombre... Si no quiere comer algo y le digo que coma se pone a tirar las cosas por el suelo, a llorar, a gritar... Pero yo que soy pro método Super Nanny 100% lo ignoro, lo llevo a su cuarto, cuando pasa un tiempo hago que me pida perdón, y hago que recoja lo que ha tirado y que coma lo que le decía que comiese antes, ¡y lo hace! Por lo que las casquetas le van durando menos y lo controlo cada vez mejor. 
  • Los padres: Son súper majos y se portan genial conmigo, pero... Son muy aburridos. No salen de casa los fines de semana y no hacen ningún plan en familia... Entiendo que trabajan duro y que suelen estar cansados, pero en un mes que llevo aquí no ha habido ni un solo fin de semana en el que hayan hecho algún plan en familia. Sigo pensando que he tenido una suerte increíble de haber dado con ellos, y no tengo la más mínima queja de cómo se portan conmigo, pero tengo la sensación de que no encajamos del todo. En ningún momento se me ha pasado por la mente cambiarme de familia, y sigo sintiéndome súper afortunada de estar trabajando para ellos, pero hay cosas que me gustaría que fuesen diferentes.
  • El idioma: Es verdad que cada vez entiendo más francés y que me comunico poco a poco con más facilidad. Pero a la vez me pongo a pensar y me doy cuenta de que a pesar de estar en Francia tampoco hablo demasiado francés. Con las amistades que he hecho aquí hablo en español o en inglés; con los niños me comunico en una mezcla de vasco, español, inglés y francés (aunque con el mayor básciamente hablo en inglés), no veo mucha tele en francés porque me agobia el entender tan poco y con los padres hablo bastante poco y hay veces en las que se nos olvida y nos comunicamos en francés. Y sé que el cambio tiene que salir de mí; ver la tele, leer en francés, salir y comunicarme con gente de la zona, hacer actividades de los tres libros que me traje y que apenas he tocado... Me vendría genial, pero entre la falta de tiempo, la pereza y tal y cual... Al final no hago nada.
  • Amistades: Una cosa que me preocupaba mucho antes de venir era el hecho de hacer amistades aquí, y recientemente he hecho dos entradas sobre el tema, pero he de decir que estoy más que encantada con las amistades que he hecho aquí.
  • La zona: Estoy en una zona preciosa, rodeada de los montes de Jura y de los Alpes; se puede ver el Mont Blanc desde casa, y he de decir que la belleza de la zona me tiene enamorada. Y poco a poco voy orientándome por la zona (cosa que es de un mérito increíble para mí, porque me cuesta horrores orientarme en sitios nuevos) y sintiéndome cada vez más cómoda y agusto aquí.

Y antes de acabar os dejo con unas cosas que ahora mismo tengo bastante claras, llevando solo un mes aquí:
  • Dudo mucho que alargue mi estancia como aupair; ésto me lo he tomado como una aventura y no creo que la alargue, un año y vuelta a casa.
  • Pero a la vez ya sé que a no ser que pase algo que me haga volver, tampoco volveré a casa antes de tiempo.
  • De aquí me llevare amistades que me duraran muchos años. 
  • La familia siempre se acordará de mi, y yo siempre me acordaré de ellos.
  • Aunque tengo la suerte de tener una familia que pague bien, recomiendaré a todo el que se venga para ésta zona que trabaje en la parte Suiza, ya que aquí las cosas son tan caras como en Suiza pero muchas familias pagan el sueldo Francés, lo cual hace difícil llegar a hacer planes mínimamente decentes sin acabar gastando más de lo que se gana.
  • He venido en el momento ideal en mi vida (sin tener en cuenta el hecho de que me ha pillado con una relación seria, lo cual hace la estancia un poco más dura...); ya que si hubiese venido antes de la universidad con 18 años habría habido cosas para las que no tendría la madurez necesaria, y si hubiese esperado un par de años, seamos realistas, nunca habría venido.
  • Y, por último, aunque haya veces en las que no me sienta tan bien, estoy convencida de que estoy en el sitio donde me tocaba estar ahora mismo. 



lunes, 7 de septiembre de 2015

Experiencia aupair: Mis tareas como aupair

Antes de venir a Francia, una de mis mayores dudas era cuales serían mis tareas como aupair. Había hablado con mi familia y había leído cuáles son las tareas que debe de llevar a cabo una aupair durante su estancia, pero la verdad es que nunca sabes del todo lo que te tocará hacer hasta que no llegues a la casa y entres en una rutina. Yo he tenido bastante suerte, ya que la familia no me pide que haga gran cosa, por lo que la mayoría de las cosas que hago las hago por voluntad propia y para echarles una mano. Mi familia ha sido muy generosa conmigo y a pesar de estar en Francia, al ser trabajadores en Suiza y al estar en una zona cara de Francia me pagan el salario suizo de aupair (el cuál es casi del doble del francés), por lo que hay muchas tareas que aunque no se me requieran las hago por auydarles. Aquí os dejo una lista de lo que hago todos los días:


  • A las mañanas me levanto a las 7.30 y después de desayunar llevo al pequeño a la guardería (aunque hay días como el de hoy en los que son los mismos padres los que los llevan y no tengo que madrugar). 
  • Antes de que se vayan de casa, les suelo decir que dejen todos los platos del desayuno y toda la comida que sacan en la mesa, ya que ellos suelen llevar más prisa y a mí no me cuesta nada recogerlo todo luego en un momento.
  • Desde que todos salen de casa hasta las 16.30 suelo tener tiempo libre, pero tengo tareas como la de ordenar la habitación de los niños y preparar la cena que hago antes de ir a recogerlos, ya que así cuando los niños vienen a casa tengo más tiempo para estar tranquila y vigilarlos mejor. También suelo hacer la colada de los niños (el cual me dijeron que a veces harían ellos y a veces tendría que hacer yo, y así es, muchas veces me encuentro la ropa de los niños ya en la secadora y solo la doblo y otras veces en las que veo que no les ha dado tiempo la hago yo. También suelo ordenar la sala (cosa que me lleva 10 minutos) y suelo darle un repaso a la cocina. Pero ésto último lo hago porque yo quiero, no porque me lo pidan. 
  • Entre las 16.20 y las 16.30 tengo que ir a recoger al niño mayor del colegio, por lo que hacia las 16.10 salgo de casa y paso a recogerlo.
  • Después de recogerlo a él tengo que ir a la guardería a recoger al niño pequeño, cosa que me lleva menos de diez minutos, por lo que para las 16.40 estoy con los niños recogidos y me toca decidir si llevarlos al parque o si ir a casa. Ésto lo suelo decidir en base a lo cansado que está el niño mayor, ya que hay veces en las que vuelve del colegio agotado.
  • Si salgo fuera, para las 6 suelo tener que volver a casa, ya que es la hora del baño. Y como la palabra misma indica... los baño.
  • Y ahí suele variar la cosa cada día. Hay veces en las que la madre suele llegar a casa a las 6.30 por lo que yo caliento la cena pero es ella la que se la da. Y los días en los que la madre llega más tarde les doy la cena hacia las 7 y espero a que lleguen los padres para que les den las buenas noches y los metan en la cama. 
  • Y los miércoles suelen ser los días más largos. El pequeño no tiene guardería y suelo estar con él todo el día. Mis labores suelen ser las mismas que el resto de los días, solo que por más horas y dándoles la comida también.
  • Y por último, en mi contrato de aupair pone que debo de hacer dos noches de babysitting por semana, pero hasta día de hoy, no he hecho ni uno solo.
Espero que os haya ayudado a ver el día a día de una aupair. Y como siempre os digo, con cualquer tema, contactadme sin dudarlo! 

jueves, 3 de septiembre de 2015

Consejo aupair: Paciencia

Paciencia, paciencia paciencia... Trabajar con niños es cansado, nunca se dijo lo contrario, pero sobre todo cuando trabajas como aupair y tienes a los niños cerca incluso cuando los padres están cerca se necesita el doble de paciencia. 

Yo llevo años trabajando con niños, y el curso pasado sin ir más lejos me lo he pasado trabajando como profesora de inglés de ninos de 3 a 6 años. Y eso era cansado, a lo largo de la semana tenía 56 niños a los que daba clase, y tener a 8 niños de 3 años y sólo poder hablarles en inglés era duro, por lo que estaba convencida de que este año con sólo dos niños a mi cargo sería pan comido. Pero hay varios factores que hacen que éste trabajo sea más dificil:


  • Cuando eres profesora, los niños van a un centro diferente, y aunque siempre se procura que éstos centros sean adecuados para los niños y que se sientan cómodos en ellos, los niños suelen salir de su zona de confort y suelen tener una actitud diferente a la que tendrían en casa. Si les dices que dejen de tocar algo ello asumen que eso es tuyo (ya que como profesora, en la mente de los niños tu vives ahí y ése es el único sitio posible en el que puedes estar), pero en su casa las cosas son distintas, eres tú la que se ha metido en su hábitat y la que no sabe cómo funcionan las cosas. 
  • El ser profesora, por muy dulce y cariñosa que seas con los niños, infunde cierto respeto y los niños adoptan una actitud de respeto y obediencia en automáticamente.
  • Cuando trabajas en un centro, en una academia o en un colegio, al acabar tus horas de trabajo te vas a tu casa y desconectas de los niños y del trabajo. Pero cuando eres aupair... sigues en la casa, quieres seguir siendo de utilidad para los padres, y por mucho que decidas tomarte un rato de descanso en tu habitación nadie te garantiza que los niños no quieran seguir jugando y si lo hacen te sentirás obligada a hacerlo.
  • El idioma. Dependiendo de tu nivel en el idioma materno de los  niños, puedes encontrar en la situación de tener a un niño llorando a grito pelado intentando explicarte algo y no ser capaz de entenderle nada. 
  • Estás lejos de tus amigos y familia. Después de un día duro de trabajo, yo solía ir a casa y durante la cena me desahogaba con mi familia hablando de lo que me había pasado durante el día. Pero cuando eres aupair, claro que puedes llamarles por teléfono, o puedes juntarte con tus amigos de la zona y hablar del día y de lo que te ha pasado. Pero... no es lo mismo. 
Yo he experimentado cada una de las situaciones anteriores y puedo decir con total certeza que... ser aupair es duro y que se necesita mucha... PACIENCIA. 

Pero como todo, tiene sus partes positivas también, y son aquellas en las que nos tenemos que centrar. 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Experiencia aupair: La importancia de tener tiempo para tí.

Hasta ahora os he dicho, redicho y recalcado que durante los primeros días os mantengáis ocupadas. Que todo es más fácil llevar los primeros días cuando no tienes tiempo para pensar en lo mucho que extrañas a tu familia y cuando no te sientes perdida porque tienes cosas que hacer. Y lo sigo manteniendo. Pero después de una semana rodeada de los niños, de los padres y de la otra aupair... echo de menos un poco de "me-time". Ahora estoy en mi momento zen...

Los padres trabajando.

La aupair haciendo una siesta. 

El niño mayor jugando en silencio en la habitación de los padres.

El niño pequeño en la siesta.

Y yo... en mi cuarto tranquilamente con el ordenador disfrutando un poco de una tranquilidad que me hacía falta...

Y es que tengo a dos niños de edades complicadas, sobre todo el pequeño... Tiene un año y medio y es grande para su edad, y lo peor de todo, NO ANDA. La otra aupair anda fatal de la espalda (no me extraña, de tanto llevar el brazos al pequeño yo también tengo la espalda reventada), por lo que lo tengo que llevar yo de un lado a otro. Pero sí que gatea, joder si gatea... y a qué velocidad... Cuando ve algo que le gusta si estoy despistada ya lo tengo ahí para cogerlo, o para romperlo... Así que en cuanto el pequeño se despierta vuelta a no parar.

Por primera vez en la vida no puedo dejar de pedir que Septiembre llegue ya!! Qué ganas por Dios... Solo con pensar en que tendré las mañanas para mí sola me relajo...

Y estaréis pensado, "lleva una semana con los niños y ya dice que está cansada, pues va jodida...". Y tenéis razón. Pero pensad en que he pasado de vivir cuatro años de universidad a mi ritmo (currando y estudiando a la vez, pero siempre por mi cuenta) a depender de otra gente para todo. A comer cuando ellos comen, a irme al cuarto cuando ellos van a dormir, a despertarme cuando el enano se despierta llorando a grito pelado (a las 6 de la mañana, ¡vivan los madrugones!)... se hace duro... Pero la semana que viene empezará el colegio y entraré en una rutina en la que controle mi propio tiempo.

Pero se acabó lo bueno, porque ya se empieza a oír movimiento y el pequeño no tardará en ponerse a llorar como un cosaco. Vuelta a la vida de madre/ama de casa.

¡Hasta pronto!

domingo, 5 de julio de 2015

Consejos aupair: Manualidades para hacer con los niños.

Cuando trabajas como aupair pasas muchísimas horas con los niños a los que cuidas. Es muy fácil enganchar a los niños a la tele y dejar de preocuparte por ellos, pero... 
uno: no te han contratado para enchufar a los niños a la tele y pasarte horas mirando a tu móvil
y dos: los niños pronto se aburrirán y serán muchísimo más difíciles de manejar.

Por eso, en verano o cuando haga buen tiempo llévalos al parque, a la piscina, a dar un paseo... pero ¿y cuando hace mal tiempo? Muchas veces tendrás que tenerlos en casa, y para entretenerlos, qué mejor que hacer manualidades con ellos. Aquí os dejo una lista de manualidades simples que puedes hacer con lo que encuentres en casa (para niños de aproximadamente 5 años):


Plastilina casera:

Necesitarás:

  • Un vaso de agua.
  • Un vaso de sal.
  • Una cucharada de aceite.
  • Tres vasos de harina.
  • Colorante alimenticio (preferible) o pintura líquida. 
Procedimiento:

Mezcla todos los ingredientes menos la harina hasta tener una mezcla homogénea, añade suficiente colorante para que cuando mezcles la harina el color se vea claramente. Poco a poco añade la harina y ve mezclandolo todo hasta conseguir una mezcla de un espesor parecido a la masa de las galletas. Amasa todo bien para que toda la plastilina tenga el mismo color. ¡Y ya está! Has creado una plastilina con la que pueden jugar niños de todas las edades, la cual no es tóxica si se meten en la boca (siempre y cuando hayas usado colorante en vez de pintura líquida).





Sellos con patatas:

Ésta manualidad es muy sencilla y con la que los niños se entretendrán tanto haciéndola como jugando con ella después. 

Para poder hacer sellos con patatas sólo necesitarás patatas, cuchillos (para los niños mejor que sean de plástico) y pintura líquida. Primero corta las patatas por el medio horizontalmente, y una vez tengas media patata delante de ti talla con el cuchillo la forma que quieras en la patata. Una vez hayáis hecho todos los sellos que queráis untad la parte tallada en pintura líquida y usadlos como sellos, a los niños les encantará.



Marcos para fotos:

Necesitarás:

  • Cartón.
  • Pintura (rotuladores, temperas, pintura acrílica...)
  • Pegamento.
  • Tijeras. 
  • Una fotografía.
Procedimiento:

Primero corta una cartulina con la forma que le quieras dar al marco; hacer tanto la parte trasera como la delantera. Ahora con los niños deberéis de decorar los marcos como más os guste, podéis pintarlo de un solo color, hacer dibujitos, pegar pegatinas... ¡todo lo que os permita la imaginación! Por último, pegad la foto a la parte trasera del marco procurando centrarlo lo mejor posible y después pega la parte delantera. Y ahora sólo queda buscar un lugar en el que poner la foto con su nuevo marco.


Bolas anti estrés.

Éstas bolas son geniales para usar en juegos o para simplemente entretenerte con ellos y solo requieren 3 materiales simples: arroz, un embudo y globos de colores.

Primero elige un globo, llénalo de arroz hasta que tenga el tamaño de un huevo y átalo con un nudo. Después corta la parte estrecha de otro globo y cubre el primer globo con él (cubriendo la parte del nudo y dejando el una pequeña partedel primer globo a la vista. Si se quiere, para que sea más difícil que el globo se rompa y que el arroz se desparrame por toda la casa pon otro globo más por encima. Ésta manualidad lleva dos minutos en hacer y a los niños les encantará jugar con algo que ellos mismos han creado.


Azúcar de colores.

Ésta manualidad también es muy sencilla y a los niños les encanta. Yo la hice en clase con 7 años y tanto a mí como a mis compañeros nos encantó. Al tener un resultado tan curioso, podéis hacerlo para regalar a los padres de los niños a los que cuidas, ¡los niños se sentirán increíblemente orgullosos. 

Necesitarás:
  • Azúcar.
  • Tizas de colores.
  • Un bote de cristal o de plástico transparente.
Procedimiento:

Coge un poco de azúcar, píntalo muy bien con tiza de un color y ponlo aparte del resto del azúcar. Haz lo mismo con todos los colores que quieras teniendo cuidado de no mezclar los colores entre ellos. Una vez hayas pintado todo el azúcar, coge el azúcar de cada color por separado y lentamente ponlo en el bote cuidadosamente para que los colores no se mezclen entre ellos. Por último, cuando el bote esté lleno hasta arriba, ciérralo muy bien con su tapa.