martes, 24 de noviembre de 2015

Fin de semana de desconexión.

Tengo que empezar por decir que ya ha llegado el invierno a estos lares, y que como consecuencia, las opciones de cosas que se pueden hacer por aquí se han reducido increíblemente con el cambio del tiempo.

Para el fin de semana pasado teníamos plan de ir a Chamoix, un pueblo que está justo debajo del Mont Blanc, y planeábamos hacer unas rutas que sinceramente nos tenían enamoradas. Una de estas rutas era la que te lleva al Lac Blanc, la cual debe de ser preciosa, mirad las vistas una vez llegas ahí.

 En principio, eran mis amigas las que iban a ir a éste fin de semana fuera, porque a mí, mi madre me había sorprendido con la noticia de que ella y mi padre iban a venir a visitarme y a pasar el fin de semana aquí. Pero luego, con el atentado de París, la frontera entre España y Francia (la de Irun) se volvió un caos, con colas de hasta 15km, y para colmo anunciaron un tiempo horrible para el fin de semana. Así que al final tuvieron que cancelar el viaje, ya que habían planeado hacerlo en coche. Por lo que con una pena increíble, camié de planes y me apunté al supuesto plan de ir a Chamonix. Pero la predicción del tiempo seguía siendo horrible, por lo que ir a hacer senderismo por el monte quedó descartado.

Y al igual que hicimos el fin de semana anterior que pasamos fuera, dejamos de mirar a una zona en concreto y simplemente buscamos casas baratas en Airbnb, que no estuviesen muy lejos de donde vivimos. Y encontramos un pisito muy bonito a una hora de aquí, en una zona en la que con el tiempo augurado no había gran cosa que hacer, pero en la que podíamos pasar dos días y desconectar del todo. 

Y así hemos hecho. El sábado, salimos a las 10 de aquí y nos pusimos rumbo a la casita que habíamos alquilado para el fin de semana, llegamos, cogimos las llaves y fuimos a hacer la compra. En cuanto salimos del coche y entramos de vuelta en la casa empezó a caer una lluvia intensa que en cuestión de minutos se convirtió en nieve. Así que pasamos todo el día dentro de la casa, jugando a juegos de mesa, viendo películas, hablando, y sobre todo no escuchando a niños llorando en todo el día. 


El domingo nos despertamos con los alrededores llenos de nieve, pero por suerte con las carreteras impolutas, por lo que desayunamos algo y os fuimos a Annecy (otra vez, ya que viviendo a pocos kilometreos de Ginebra he estado más veces en Annecy que en Ginebra) y después de pasar unas pocas horas paseando por la ciudad con un frío impresionante, nos volvimos a casa relajadas u con fuerzas para el resto de la semana. 


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