viernes, 23 de octubre de 2015

Experiencia aupair: primera visita a casa.

Creo que ya lo mencioné en otro post, pero os lo repito... ¡ESTOY EN CASA! 

Todavía me despierto y me cuesta creerlo; muchos se me ríen porque solo llevo dos meses fuera de casa, pero se me hace muy raro estar de vuelta. Pero sobre todo tengo una sensación que no creía que tendría... No quiero volver a Francia. 

He tenido muchísima suerte con la familia que he encontrado ahí, tengo unas amistades con las que me lo paso genial y me encanta la zona... Pero ahora que he vuelto a casa, no quiero volver. Y no es la nostalgia lo que me da ganas de quedarme aquí. Es simplemente que aquí me siendo cómoda, me siento a gusto, mientras que vivir en el extranjero, a pesar de que es una experiencia única, es muy cansado. 

El escuchar todo el día un idioma que no es tu idioma materno, cansa mucho; si no hablo en francés, hablo en inglés durante todo el día, y a pesar de que tengo un buen dominio del inglés, siempre está ése pequeño esfuerzo que tienes que hacer para entender y para expresarte.

Orientarte en un sitio nuevo y depender de el GPS cada dos días también te cansa. Poco a poco te vas orientando, pero esa sensación de sentirte siempre medio perdida también cansa...

Y sobre todo el no sentirte en casa, cansa. No poder llegar a casa a la noche y desahogarme hablando con mi familia, quedar con mis mejores amigas y relajarnos tomando un café, no poder quedar con mi novio... Todo eso cansa...

Pero estar de vuelta en casa está siendo genial. Aunque el vuelo no fue tan bueno... La noche antes de venir a casa hicimos una cena en casa de una amiga y volví a casa a las dos, y a las cinco de la mañana, con algo menos de tres horas de sueño, os levantamos y nos pusimos rumbo al aeropuerto de Lyon. Llegamos a las 7.30 de la mañana, y para las 8, el niño mayor de la familia y su tia (que iban a Toulouse a visitar a los abuelos) fueron para su avión. El mio no salía hasta las 9.45, así que desayuné un croissant, un chocolate caliente y un zumo y habiendo hecho un poco de tiempo emparqué en mi avión.

Hacia tres años que no cogía un avión y cuatro y medio desde la última vez que cogí un avión sola, y parece ser que al igual que he desarrollado vértigo, he desarrollado un miedo a los aviones que antes no tenía.

Pero a las 11 aterricé y en cuanto bajé del avión y entré en la área de "llegadas" vi a mi novio y le dí un abrazo de ésos que se dan sólo en momentos como ése, y me lo comí a besos. Primero fuimos a su pueblo y comimos con toda su familia. ¡No os imagináis mi alegría al ver a todos mis sobrinos y cuñados! Pasamos unas horas juntos y luego nos fuimos hacia mi casa, donde me reuní con mi madre, mi padre, mi hermano y su novia.

Y me he pasado los días de visita en visita... entre familia y amigos he visitado a todos a los que he podido visitar. He hecho recados, visitas y he trabajado en la granja familiar (tenemos dos mil manzanos y es época de recogida de manzanas...) y al final se ha pasado mi visita volando...

Cuando me vuelva a Francia y vuelva a la rutina me volveré a sentir contenta allí, pero ahora mismo siento que no quiero volver. Pero todo se verá y ya os iré contando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario